lunes, 22 de septiembre de 2014

Aquí y ahora



Todos los seres humanos tenemos una capacidad asombrosa de exagerar cosas sin importancia, y, a su vez, de no valorar las que realmente sí lo son.

Nos enredamos en una maraña de pensamientos, ideas, que defendemos, seguimos y somos capaces de discutir y atacar por ellos; pero, ¿realmente eso es importante?

Somos capaces de crear barreras invisibles para separarnos de otros iguales a nosotros. 
Defendemos lo indefendible. Atacamos lo inatacable. Juzgamos ilusiones.
Gastamos nuestra energía, invertimos nuestro tiempo en cosas sin importancia.

Nos acostumbramos a mirar la tele. 
Miramos películas o series: historias inventadas, o basadas en hechos reales, pero que no están sucediendo en nuestro aquí y ahora.
Miramos programas de corazón: donde otros cuentas sus historias, o su versión de los hechos.
Miramos programas de deportes: donde otros juegan, nosotros no movemos ni un músculo, pero somos capaces de perder o ganar con ellos.


Todo esto está bien, es divertido y puede ser muy útil para tu crecimiento, siempre y cuando sepas que no es real

Mientras sepas que esto es una ilusión, una gran forma de entretenernos, y de manipularnos. De mantenernos mirando hacia el exterior. Para que no paremos ni un segundo en preguntarnos cómo nos sentimos, si estamos dónde nos gustaría estar, y si somos felices.

Nos venden una idea de felicidad que no corresponde con la que nosotros sentimos.

Ya hemos comido lo que nos dicen, nos vestimos como deberíamos, tenemos el coche, la casa y la pareja que tendríamos que tener, pero aún así no nos sentimos igual que en la tele.

Hasta nos muestran como deberíamos tener sexo, pero todos sabemos que el porno no es real.

Nos gustan que nos cuenten historias de otros, desde pequeños nos las cuentan. Historias con finales felices.

Nos explican una y otra vez los trucos de imagen, cómo se pueden manipular las fotos. Nos hablan claramente del Photoshop, y aún así nos siguen vendiendo cremas milagrosas, maquillajes increíbles, que seguimos comprando porque confiamos en ello.

Desconectemos de esa ilusión y conectemos con eso que está en nuestro interior.

Valora lo que sí es real e importante: tu vida, tu familia, tu entorno. Lo que está pasando aquí y ahora



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