lunes, 24 de noviembre de 2014

Gracias Marcel.lí

"Lo que importa es lo de adentro"

Desde pequeña esta frase siempre estaba en mi cabeza. Me la habían repetido tantas veces que yo la había guardado y aceptado como premisa correcta.

El problema, es que hasta hoy, con 29 años, no la había entendido "de verdad".

Al principio pensaba que se trataba de la apariencia de las personas, y creo que ahí empezó un conflicto en mi bastante grande: físico vs espíritu, material vs inmaterial. Creía que la materia era lo de "fuera" y el espíritu lo de "dentro", por lo que "lo importante será el espíritu".

Y no me quedé solamente ahí, sino que me dediqué a atacar a lo material, ya que no era "bueno".

-"Las personas que se arreglan y que cuidan su cuerpo no son lo suficientemente espirituales"
- "El dinero es malo, porque es material"
Y así millones de paranoias que salían a partir de una mala interpretación.....

¡Cuán desencaminada estaba!

Había leído al Principito y su "lo esencial es invisible a los ojos", pero eso no me ayudó a modificar mi idea sino a reforzarla.

Es lo que pasa cuando uno no está abierto a equivocarse. Todo lo que vea, o aprenda, o le digan, simplemente reforzará sus ideas iniciales.
Pruébalo, si en algún momento te encuentras lo suficientemente valiente para poner en dudas tus creencias, tus ideas principales, esas que defiendes a muerte; verás que no había tanta razón, verás que todo es relativo, y que todo depende desde dónde se mire. Es más, puede que veas que todos tienen razón.

Pero bueno, siguiendo con lo antes expuesto, he de comentar que mi idea cambió de fundamento gracias a un niño. Este niño se llama Marcelí y me explicó que le decían friki, (adjetivo que indica excesivo interés en algo que hace que te vuelvas experto pero a su vez "raro" para el resto del grupo).
En el momento que me lo dijo, como yo conozco perfectamente esa palabra, ya que he sido etiquetada con ella varias veces, me reí.
Obviamente a él no le hizo gracia, y me miró dolido.
Una vez pasado el mal trago, me contó que le encantaban las cartas y me invitó a jugar.
En esos pocos segundos que compartimos su pasión, miré sus ojos y pude entender la frase "lo importante es lo de adentro".

Todos tenemos pasiones, tenemos algo que nos encanta, algo que nos enloquece, algo que está "adentro". Eso esta directamente relacionado con nuestra esencia, aquello que realmente somos; y seguramente es lo que la sociedad o el grupo necesita de nosotros, aunque no lo sepan.

Lamentablemente, hay seres que están acostumbrados a poner etiquetas  (loco, raro, friki, gorda, etc) y se quedan ahí, en la superficie.
Es cómo si las etiquetas fueran el límite que ponemos para no entrar en la esencia del otro. Y obviamente, en la superficie no hay nada....

Te invito a que rompas etiquetas y cuándo conozcas a alguien mires directamente a sus ojos, deja que te enamore, deja que te abra su corazón, involúcrate en su pasión y disfruta de ese momento.

Gracias Marcel.lí :)

lunes, 10 de noviembre de 2014

Esto va de tristeza e ira...

Tristeza e Ira

Dos de las tantas emociones que son consecuencia del apego a resultados.
En este grupo también están la impotencia, la frustración y la alegría, entre otras varias.
Hemos sido programados desde pequeños para reaccionar ante algo que no pasa como nosotros queremos. 
Tenemos la creencia que nosotros somos los que creamos todo lo que nos pasa y cuando queremos crear algo, o vivir una situación y esa no sucede, reaccionamos; y, normalmente, lo hacemos de forma negativa. 
Con negativa me refiero a emociones que nos causan dolor, sufrimiento. Aunque no creo que nada sea positivo ni negativo, todo simplemente "es". Es más, podría incluso proponer que si todo nos sirve para aprender, todo se convierte en positivo...pero eso ya sería otro post. 

Sigamos con la tristeza y con la Ira.

¿Cuándo aparecen?

Cuando algo que no me esperaba pasa; da igual el grado de "gravedad" que tenga el suceso, el grado de tristeza o ira dependerá de nosotros. Normalmente ambas se complementan y de la ira se pasa a la tristeza o al revés.

Entonces, ¿cómo hago para no sentirme triste o irascible?

Como comenté antes, no creo que esté mal sentirse triste o irascible, simplemente son emociones que necesitamos experimentar como seres humanos. Lo único importante sería aprender a salirse del bucle.

Normalmente no duran mucho tiempo; están presentes lo justo para ser experimentadas. El problema viene cuando no las aceptamos, las intentamos ocultar o las rechazamos. Ahí es cuando se vuelven mas intensas y perjudican nuestro equilibrio.

Vale, ¿pero qué debo hacer?

Entender que no debemos esperar ni apegarnos al resultado de nada. Simplemente vivir tal cual viene la vida. Y si pasa algo inesperado tomarlo como un cambio de planes al cual nos debemos adaptar porque seguramente tiene un aprendizaje extra. Sin reproches ni dudas, ni miedos; confiando en que la vida nos pone delante situaciones para experimentar y así tener más herramientas para el futuro.

Una vez que has aprendido a desapegarte y dejarte llevar, observarás que los niveles de emociones intensas van disminuyendo. 

Lo que comenzarás a sentir es una nueva sensación, la de Paz. En esta Paz, todo está bien; todo pasa como tiene que pasar, en el momento justo y de la forma adecuada.

Ya no eres tú dentro de esa película, la cual intentabas cambiar constantemente, sino que has logrado salir, verte a ti mismo desde fuera y ahora ya puedes disfrutar de lo que ves.

Resumen: si viene la tristeza o la ira, déjalas ser, acéptalas, siéntelas y luego simplemente comienza a desapegarte de eso que ha causado tales emociones. Obsérvare desde arriba y disfruta del aprendizaje.

Carta abierta a mi abuelo....

Sé que ya no te acuerdas de nada, por eso te he hecho este resumen.
Obviamente no es un resumen objetivo, ni comprobable, ya que son sólo mis recuerdos, o sea que son sólo percepciones mías.
Pero cómo los tuyos ya no están, prefiero que te vayas sabiendo cuánto has influido en mi vida.

Empiezo por el principio....

El primer recuerdo que tengo de ti es tu sonrisa, siempre la tenías. Y cuándo lo hacías tenías un diente característico que siempre me llamaba la atención.
Tu piel era oscura pero tu pelo blanco. Tu perfume muy característico. 
Siempre llevabas camisetas interiores blancas y ajustadas. Era algo que me intrigaba.
Te encantaban los libros de energías raras, esotéricos. Y de tanto tiempo que compartimos juntos me acabaste por contagiar ese placer.
Me hacías pensar, y eso me encantaba.
Me enseñaste a hacer caramelos de miel.
Siempre escuchabas la radio, era tu fiel compañera.
Para dormir me contabas el cuento del conejito blanco, blanco como la nieve, que nunca supe el final porque te dormías antes.
Y cuando hacíamos las siestas roncabas mucho, pero me gustaba porque me sentía acompañada.
Eras cariñoso, muy cariñoso. Y divertido.

Cuando salíamos a caminar, parabas a hablar con cada persona que te cruzabas. Eras muy simpático. Hablaban rato y siempre les ponías una mano en el hombro, en señal de apoyo. 
Si te preguntaban a ti cómo estabas, siempre contestabas: Fuerte y Fornido.
Andabas mucho en bicicleta.

Con el tiempo nos distanciamos, y por eso creo que me siento tan triste. Me perdí.
Pero aún así, estoy contenta, porque me aportaste los valores más importante en la época justa. Fuiste un ejemplo a seguir en varios aspectos, y hoy, si me miro al espejo, aparte de tu nariz, puedo ver esos valores en mi.

Gracias por haber sido el que me amó desde antes de nacer.
Sé que cometiste errores, pero por suerte conmigo ninguno. Fuiste un excelente abuelo. 
Lo único que me molesta es que te vayas antes de que pueda ir a verte.

En fin, ya nos encontraremos en otra dimensión. 
Aunque si te apareces cómo espíritu darías más sentido a todos esos libros que me hiciste leer.

Hasta siempre abuelo Ramón ;)

Soy libre de sentir.

¿Qué pasa cuando alguien muere?
¿O cuando alguien cercano a nosotros está cercano a la muerte?

Instintivamente nos entristecemos, nos da pena.
Y automáticamente esa persona se convierte en buena. Bueno, no para todos. Muchos tienen memoria, y guardan todos aquellos momentos dolorosos en el rincón de los recuerdos. No les parecería justo perdonar solamente porque se estén muriendo.
Creo, sinceramente, que esto no es algo "natural" sino que es algo aprendido.
Aprendemos a ser rencorosos.
Cuando somos niños podemos pelearnos y discutir con algún amigo, incluso nos pueden pegar, pero como somos puros, el enfado nos dura el tiempo necesario. En nuestra niñez no existe la venganza. De pequeños no somos justicieros.
Eso lo aprendimos. Nos lo han enseñado.

Ahora "sabemos" lo que está bien y lo que está mal. Somos "justos". No perdonamos, guardamos y echamos en cara. Esto es mucho más serio y real.

Por suerte, hemos aprendido a discernir. Y, nos dimos cuenta que el dolor, el rencor nos hace mal.
El cuerpo es sabio, y si hay mucho rencor dentro te enfermas. Tu cuerpo sabe perfectamente que el rencor es tóxico. Porque no es natural. Es lo más artificial que existe.

Y si todavía piensas en alguien con rencor, al que te es imposible perdonar te propongo un ejercicio.
Imagínate que estás en un cine; y que en la pantalla están proyectando la película de la vida de esa persona que tanto te molesta.
Tu simplemente eres el espectador.
De repente la película se para en el momento que tanto daño te hizo. Observa cómo te sientes.
Ahora, automáticamente, esa película empieza a retroceder, y te lleva a otra parte de su vida, en la que seguramente esa persona (que tanto te lastimó) te aportó amor y comprensión. En el caso de que no exista este momento, se parará en un momento de simple simpatía.

Esa película sigue proyectándose hacia atrás. Y puedes ver cómo esa persona también fue un niño, que cómo tu aprendió de sus mayores, de sus experiencias. Observa que esa persona absorbió ciertas creencias que ahora pueden perjudicarle. Pero cómo era un niño las aceptó sin rechistar.

La película llega a su fin en el momento que ves como ese ser humano nace. Qué sorpresa! También fue un bebé. Es muy difícil que todavía sigas teniendo odio hacia un bebé...

En el caso que el dolor sea muy grande. Lleva el foco de tu atención a ti. Piensa en una vez que hayas actuado mal. Pregúntate por qué lo hiciste y para qué. ¿Desde antes tenías la predisposición de lastimar? ¿O simplemente no mediste las consecuencias de tus actos?

Se sincero contigo mismo. Perdonar a los demás es perdonarse a si mismo. Entender que no ha habido pecado. Que todos somos capaces de cometer errores. Y que el mejor peso que te puedes quitar de encima es el del rencor.

Yo soy libre de sentir, libre de actuar y libre de pensar.
Yo decido perdonar.
Decido sentirme libre y amar más allá del dolor.

Por eso, hoy, que tengo una persona muy amada que está llegando al fin de su camino en la Tierra recordaré cada uno de esos momentos que me aportaron amor. Proyectaré la película y pondré pausa en los momentos alegres, de aprendizaje. Y rebobinaré las veces que hagan falta para que los "malos momentos" sean simplemente momentos diferentes. 

Yo soy libre de elegir dónde poner mi atención y creo que esto es lo más justo para mí y para todos..






domingo, 2 de noviembre de 2014

Silencio...

Y me dejé llevar.
Decidí prestarle atención a mi cuerpo.
Escuchar mi intuición.
Observar mis pensamientos.

Al principio dudaba, y ¿si me equivocaba?; luego lo vi claro: no existen las equivocaciones, todos son experiencias. No hay nada malo, ni nada bueno, todo es aprendizaje.

Así que hice oído sordos a todo lo que me rodeaba, apagué la tele, y me fui a caminar por el bosque.
Había oído por ahí que el silencio era buen compañero, tenían razón.
Aunque, es buen compañero cuando uno tiene la consciencia tranquila.

El silencio es un gran espejo con el poder de aumentar todo aquello que se le entrega.
Por eso uno tiene que ir tranquilo, sin miedos ni dudas.
Y cuando lo encuentras, justo en ese momento, te das cuenta que siempre estuvo contigo.
Nunca te abandonó, solamente tenía que encontrar el momento de escucharlo.

Y me devolvió la paz que le entregué. Y me dejó llorar. No me juzgó. Ni me preguntó qué me pasaba. Me abrazó y respetó mi momento.
Me descargué. Y cuando me fui no me despidió, se vino conmigo.

"Cuando ves lo que somos y lo que representa la vida, sólo el silencio es grande, todo lo demás es debilidad." Alfred Victor de Vigny