viernes, 31 de octubre de 2014

Si te resistes, persiste

"A lo que te resistes persiste"

Hace poco leí el libro "Las mariposas vuelan libres" de Stephen Davis; dónde se trataba este tema, entre unos cuántos otros. (Puedes descargarte el libro aquí: http://espiritualidad-cuantica.es/)

Es una idea muy simple de entender, pero un poco más difícil de poner en práctica.

Se trata de buscar aquello repetitivo en nuestras vidas; algo que, obviamente, no queremos más, pero que aún sigue ahí.

Una vez lo encuentras, simplemente déjalo ser. Puedes observar todo aquello que provoca en tí esa situación, pero no reprimirlo ni juzgarlo ni mucho menos echar la culpa fuera.

Como si de una película se tratase. Imagina que vas al cine a ver una película, y de lo involucrado que te encuentras, de repente te pones a llorar (suponiendo que la película es emotiva); tu sabes que eso no está pasando, y sabes que son solamente actores, y tus lágrimas salen y no las juzgas, simplemente las experimentas.

Pues así de simple (y de complicado) es en la vida real.

Imagina una situación que te moleste.
Ahora observa qué te hace sentir. 
Piensa por qué te hace sentir así, qué hay "dentro de ti" que reacciona ante ello; digamos que has de buscar la semillita, ese pensamiento doloroso o molesto. 
Normalmente es un miedo, y esta situación simplemente actúa como un lente de aumento para exagerarlo y que puedas reaccionar. 
Por lo que la búsqueda de esta semillita simplificadora, eliminando todo aquello que estorbe.

¿Cómo se llega hasta ahí? Muy simple, preguntando "¿por qué?"

Una vez que lo tienes, agradeces que la situación haya aparecido para que pudieras ver ese pensamiento oculto. Y verás, como por arte de magia, esa situación simplemente desaparece.

Ahora lo que toca es seguir trabajando (observando) hasta que todos esos pequeños miedos, basados en creencias erróneas, o prejuicios injustificados desaparezcan.

Feliz viaje a tu interior 


martes, 14 de octubre de 2014

Ya no te juzgo

Ya no te juzgo.

Porque entendí que yo en tu lugar haría lo mismo.
Si yo hubiera tenido las mismas experiencias, me hubieran inculcado las mismas creencias e ideas; seguramente hubiera reaccionado de igual forma.

Me dí cuenta que todos tenemos buenas intenciones, pero no siempre las cosas salen como queremos. Incluso, lo que para mi puede ser un "buen resultado" para ti puede que no lo sea.

Entendí que los valores son nuestros parámetros para medir las experiencias y para valorar (valga la redundancia) como positiva o negativa la experiencia o la forma de actuar; pero que esos valores no siempre son iguales para todos.

Aprendí a escuchar a mi corazón, y el me enseña a no juzgar. Porque, a pesar de que para mi mente es algo atractivo echar la culpa fuera, o criticar al resto, el regusto amargo que me queda dentro me indica que no es algo bueno.

Simplemente he practicado el "¿te gustaría que te lo hicieran a ti?", y me di cuenta que no.

Me di cuenta que a mi no me gusta que me juzguen, no me gusta que me critiquen. Si a alguien no le gusta o le ofende lo que estoy haciendo me gusta que venga y me lo diga. Que me pregunte por qué lo estoy haciendo. No me guste que me encasillen o que den cosas por sentado cuando ni siquiera me conocen.

Por eso he empezado por mi.

Ya no te juzgo, te acepto. Y simplemente aprendo de ti.

No me olvido, sé que eres mi reflejo.

Ya no me juzgo, me acepto.

sábado, 4 de octubre de 2014

¿Dudar o no dudar?

- ¿Cómo estás tan seguro de que no existe?
- Porque no lo puedo ver, no lo puedo oír, no lo puedo tocar.
- Déjame que te lea este fragmento de "El libro Tibetano de la Vida y de la Muerte":

"...Nuestra mente está confusa, acosada por la duda. A veces pienso que la duda es un obstáculo para la evolución humana, incluso mayor que el deseo y el aferramiento. Nuestra sociedad fomenta la inteligencia en lugar de la sabiduría y celebra los aspectos más superficiales, hostiles e inútiles de esa inteligencia. Nos hemos vuelto tan falsamente "refinados" y neuróticos que tomamos la propia duda por verdad...."

- Yo creo que está bien dudar. No podemos creernos todo.

- Existen dos tipos de dudas: la duda generosa y abierta necesaria para poner a prueba y demostrar el valor de las enseñanzas y luego la otra, la destructiva, que no nos deja nada en que creer, nada que esperar y nada por lo cual vivir.

- Pero, ¿cómo saber cuándo dudar y cuando no?

- Pon en marcha tu intuición, tu valentía y entrenamiento. Utiliza la "duda noble". Esta clase de duda noble nos estimula, nos inspira, nos pone a prueba, nos hace más auténticos, nos da poder y nos atrae cada vez más hacia el interior del elevado campo de la energía de la verdad.

- Lo veo díficil.

- No dije que fuera fácil. Pero piensa que cuando escuchas la verdad, ésta resuena en ti. Como si tu cuerpo, tu mente, todo tu ser te dijeran: "Si! eso lo reconocemos!"
Escucha tu interior. Sabes perfectamente que ahí se encuentra tu sabiduría. Esa que utiliza esa vocesita para indicarte el camino; ese el cual a veces dudas tomar, pero finalmente acabas por escoger.

Utiliza el discernimiento antes de rechazar o de aceptar alguna enseñanza.

Ábrete a la vida! Experimenta tu existencia.