domingo, 21 de junio de 2015

Asumiendo...

Cuestionarse es el primer paso. Acostumbrados a aceptar, de repente alguien, una idea, una persona nos hace cuestionarnos.

Una vez damos este paso, ya no hay marcha atrás. Podemos intentar seguir como antes, pero nada será lo mismo. Podemos demorar el siguiente paso muuuucho tiempo, no hay prisa, pero dentro de nosotros, paralelamente, se está moviendo algo, llamémosle inconformismo...que por suerte, es muy incómodo y no nos deja en Paz...

Si somos valientes, después del primer paso, empezamos a buscar respuestas. Las primeras preguntas son encabezadas por "cómos", "por qués". Seguidamente hay un bache, a casi todos nos pasa, y está guiado por  nuestro ego. Durante este período echamos culpas a nuestro entorno, a nuestra familia, a nuestros educadores, a la sociedad.
Y digo que es un bache, porque esto no hace más que retrasar el camino. Nunca podremos seguir adelante si no tomamos la responsabilidad de nuestra vida.
Pero claro, esto no es tan agradable como cuando nos sentimos víctimas. "Es que mis padres"; "pobre de mi".
Tomar la rienda de nuestra vida es asumir responsabilidades, asumir que yo he de ser consecuente con mis actos, y sobretodo he de ser consecuente de mis percepciones. He de entender que nada es lo que yo creo que es; he de darme cuenta que nadie tiene la verdad absoluta porque nadie puede percibir la realidad al 100%; siempre nos limitan nuestros sentidos, nuestro cerebro, y nuestros programas mentales.

¿Me estás diciendo que yo soy responsable de esta enfermedad? Si
¿Y que yo soy responsable de no tener el trabajo que quiero tener? Si
¿Y que yo soy culpable de no tener dinero para llegar a fin de mes? No, no eres culpable, eres responsable.

Estos términos a veces se confunden. Mientras que la responsabilidad es una habilidad, que se puede desarrollar, la culpabilidad es un invento de nuestro cerebro.

¿Y cómo lo hago?
Primero comienza a observarte; observa tus pensamientos, tus actitudes, tus respuestas, tus actos. Una vez que detectes los bucles que retroalimentan tu victimismo o tu culpabilidad, córtalos. Tú eres quien ha aceptado esta situación, y solamente tú eres quién lo puede cambiar. Obviamente puedes pedir ayuda, pero no delegues más. Asume que eres el Elegido :)

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