Todos los planetas, los satélites, incluso estrellas vieron este anuncio en el cielo y llegaron emocionados decididos a conseguir el trabajo.
Se ofrecía:
- Contrato fijo, para siempre
- Horario de domingo a domingo
- Posibilidad de ascenso (el puesto de Atardecer estaba libre)
- Reconocimiento mundial
Todos se apuntaron, así que el día del casting había mucho movimiento.
Los candidatos fueron pasando. El creador observaba y tomaba apuntes.
Habían unos que "amanecían" muy rápido, porque pensaban que si eran los que antes acababan ganarían.
Otros empezaban, paraban, y volvían hacia atrás cada vez que aparecía una nube; lo querían hacer perfecto.
Descartados quedaban los impuntuales y los que brillaban solamente cuando los miraban.
Hasta que apareció el Sol.
Ya lo conocían por su calor y luz; pero nunca pensaron que estuviera interesado en el puesto.
El Sol explicó que quería compartir su luz y energía con la Tierra y sus habitantes.
También dijo que no sabía qué era justamente lo que buscaban, pero él quería intentarlo...
Se puso en posición y comenzó a subir.
Lo hacía a una velocidad imperceptible, constante, sin prisa pero sin pausa.
Entonces aparecieron las nubes y lo cubrieron. Pero el Sol siguió brillando, y poco a poco fue tiñendo con su luz a las nubes de un rosa intenso. Las nubes, emocionadas se fueron apartando, poco a poco. Formaban un equipo perfecto.
De repente se puso a llover, formaba parte de la prueba...
El Sol no desistió, y siguió brillando desde su centro. Y ante la mirada de todos apareció un hermoso Arco Iris.
Todos se unieron en un aplauso, la emoción los había embargado; ya había un elegido.
Y desde ese día el Sol es el encargado de Amanecer y Atardecer....